Greenwich siempre me ha parecido un sustantivo de fuerte carga simbólica: el meridiano cero, el punto de partida, la línea que separa la luz de las tinieblas; un estado mental luminoso. Al menos esa es la imagen que me viene a la mente cada vez que oigo citar ese nombre.
Como igualmente iluminador me ha resultado saborear el poemario que Pablo Luque Pinilla ha decidido bautizar de igual modo: Greenwich. Simplemente. Ni más ni menos.
Es una colección de poemas elegante y melancólica, poesías divididas siguiendo un aparente huso horario que comienza de buena mañana y finaliza entrada la madrugada. Alta poesía engarzada mediante un sutil hilo conductor. De lírica brillante, refinado vocabulario y apreciable poder metafórico.
Culta colección de cantares, tan refinada que se agradecen de verdad las aclaraciones finales, las cuales nos informan acerca de ciertos orígenes, también temáticas, de cada una de las piezas.
Una delicia.
Texto fuente: Greenwich – La Clave Literaria