El profesor de escritura creativa de la Universidad de Sevilla Carlos Peinado Elliot me regala esta reseña privada que me permite compartir.
«Greenwich es un verdadero y auténtico Libro de Horas moderno. Se van tejiendo los salmos y otras referencias bíblicas con la vida prosaica, contemporánea de la ciudad de hoy (el gasóleo, el coche, la oficina). En lo pequeño y lo cotidiano (el gorrión en la acera) se va mostrando esta búsqueda de la trascendencia, para celebrar la "fiesta del instante". Cada imagen o momento del libro es "cifra de lo eterno", como se enuncia en 23:05. Esta poética se materializa en poemas donde el motivo religioso se hace médula actual de la creación literaria, como el pasaje de la Anunciación en 14:50, o esa espléndida recreación de la Pasión en 15:00. Hay también poemas conmovedores, como el del padre. La recreación de la vida familiar es igualmente muy hermosa.
Es destacable la potencia imaginadora que transforma o transubstancia la realidad, la capacidad engendradora de la imagen (rica, múltiple) que transfigura lo visible. De esta manera se encarna una poética esperanzada: "Existo para desmentir la carne de la desmemoria y la razón del desaliento, / para explicar que nada ha de saldarse en una sima de abandono". Y ciertamente, la palabra va recogiendo amorosamente cada detalle de la realidad.»